Estos pocos
versículos son los que Marcos reserva para las tentaciones de Jesús, pero con
algunos detalles que resultan muy iluminadores.
Jesús es
llevado al desierto por el Espíritu, por esto el desierto está en el proyecto
de Dios; no es un mal que llega necesariamente y hay que soportar , sino que
está dentro de la visión de Dios. Es por tanto un buen signo si somos tentados,
como decían muchos padres, quiere decir que estamos vivos espiritualmente y se
nos asegura de alguna manera que estamos en el camino justo, en el camino del
Señor y que estamos cerca de Él.
El participio
pasivo presente que se usa aquí para decir que Jesús era tentado –y que no es
correcto desde el punto de vista gramatical- se encuentra en otros textos de la
Sagrada Escritura cuando se quiere expresar una acción que dura permanentemente
o sea en este caso el hecho de que Cristo fue tentado, quiere revelar que esta
es la realidad del hombre espiritual.
No deja de
tener su importancia también esta imagen celestial de Jesús en medio de las
fieras y los ángeles que recuerda un poco el Edén, el inicio de la humanidad:
cómo fue tentado el hombre al comienzo así también Cristo de alguna manera en
este escenario podría recordarnos esos tiempos originarios en donde la
humanidad toma conciencia de sí misma de manera dramática justamente a través
de la tentación.
Este colocar a
Cristo Hijo de Dios que es verdadero hombre entre las bestias salvajes y los
ángeles pone en evidencia que el verdadero hombre no vive según la naturaleza
sino según el amor filial. Y que los ángeles, que son creación en relación y también
personal son una ayuda para la existencia filial del hombre. El desierto es el
lugar que hace sentir todas las necesidades de la naturaleza, también de la
naturaleza humana. Es fácil pensar y reaccionar de acuerdo a las demandas de la
naturaleza que son apremiantes y no dejan libre a la persona. La tentación es justamente la prueba de esto:
someter a la persona a las necesidades de la naturaleza, a sus leyes
inmutables, incluso empujando al hombre a servirse de las fuerzas invisibles de
la creación para satisfacer las necesidades de su naturaleza. Usar Dios a favor de la propia naturaleza en
vez de llegar a la comunión personal de amor con Él. La carta a los Hebreos, en el tercer
capítulo, cita el Salmo 95: “"No endurezcan sus
corazones como en Meribá, como en el día de Masa en el desierto, .allí me
desafiaron sus padres y me tentaron, aunque habían visto mis obras".
En el
Capítulo 17 del Éxodo se describe en qué han puesto a prueba al Señor. Dios
está haciendo de ese pueblo un pueblo libre mientras ellos lloran por lo que su
naturaleza percibe como una apremiante necesidad que no es satisfecha. Dios los
está educando para vivir a la escucha de su Palabra o sea vivir en relación con
Él, de elegir caminar con Él, y ellos reaccionan según las necesidades de la
naturaleza pidiendo el agua y los alimentos, sin embargo ellos han visto las
obras que Dios cumplía a favor de ellos de modo que tuvieran siempre todo lo
necesario para continuar el camino.
Este es
de hecho el escenario de la lucha en el camino espiritual. Olvidar las gracias recibidas, olvidar la
filiación recibida y comenzar a seguir un razonamiento según alguna necesidad
de la naturaleza que se apoya sobre el yo, aislado, individual, que se siente
amenazado y por lo tanto tiene que afirmarse.
El tentador usa nuestra naturaleza como palanca para hacernos caer. Después de haber llegado a ser hijos volver a
ser esclavos de nosotros mismos. En realidad la palabra Satanás quiere decir
justamente esto. Una de las primeras veces que encontramos esta palabra es en 1
Sam 29,4, donde así se lo llama a David (... los príncipes de los filisteos se
irritaron contra él y le dijeron: "Manda regresar a ese hombre (David) y
que se vuelva al lugar que le señalaste. Que no baje con nosotros a la batalla,
no sea que se convierta en nuestro adversario
durante la lucha). David se ubica en la
parte posterior de las filas filisteas y el comandante filisteo dice que,
aunque parece ser un amigo suyo, hay que sacarlo no sea que durante la batalla
él se revele como Satanás o sea el adversario que desde golpea atrás, desde la
espalda. Y Satanás puede actuar a través
de las personas como aparece en diversos pasajes del nuevo testamento. Ver en
Mc 10,33 donde habla por boca de Pedro: “Porque tú no hablas según Dios, sino
según los hombres”, o sea no hablas desde la relación filial con Dios sino como
un hombre aislado y sujeto a una mentalidad según la naturaleza, o sea según la
autoafirmación, o sea según el suceso, el poder, la fuerza, el camino fácil,
etc.
Hoy
nuestra mentalidad está permanentemente tentada a través de una preocupación
por nosotros mismos según la naturaleza.
Son pocas las cosas que confirman al hombre en la creencia que la
relación es la verdadera ontología de la persona y que esta se realiza en el
único amor que es el mismo hacia Dios, hacia los hombres e incluso hacia la
creación. El hecho de que los ángeles asistían a Jesús nos lleva a darnos
cuenta de que hay toda una creación invisible, un mundo auténticamente
espiritual, o sea que existe en relación, creado por Dios para que sea un mundo
amigo del hombre.
Este podría ser
un camino interesante para la cuaresma, o sea comenzar a sensibilizarnos de la
existencia de un mundo invisible con el que contamos poco, sobre el cual
conocemos poco y al cual la mayoría de las veces estamos desatentos y ni
siquiera lo recordamos.
También porque
la cuaresma es el tiempo que nos prepara a la Pascua, lo que significa que para
ver la pasión, la crucifixión hay que tener una mentalidad agápica, en relación,
de amor filial porque caso contrario rehusamos pensar que este es el lugar de
la verdad y de la revelación suprema de Dios y del hombre. Por esto hay que
trabajar sobre la mentalidad. “Conviértanse y crean en el evangelio” “metanoia” ir más allá de nuestra
mentalidad y pensar según el amor de Dios Padre confiándonos a Él. Pero hay que trabajar también sobre los
sentidos a fin de que viendo la pasión de Cristo no se rebelen sino que sean
capaces de reconocer el amor.
P. Marko Ivan Rupnik
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