martes, 6 de febrero de 2018

Quinto Domingo


Quinto domingo – Tiempo Ordinario 
Año B        
Mc 1,29-39

Con el evangelio de hoy se concluye lo que los exégetas llaman una típica jornada de Cristo, y nos asombra que sea justamente el sábado, día de reposo observado también por Dios y por esto la máxima prohibición para los hebreos.
Estaban prohibidos 39 trabajos que eran necesarios para el Templo, multiplicados por 39, o sea 1521 trabajos que no se podían hacer en día sábado.  Y en esta jornada “típica” se repiten varias veces palabras como “demonio” (Cfr. Mc 1,32; 1,34.39) y “enseguida” (Cfr. Mc 1,3.10.12.22) que Marcos usa para poner en evidencia de qué modo Cristo comienza su misión.  Enfrenta todos los miedos y las precauciones sobre la impureza que se fueron agregando a través de los siglos, Él se dirige directamente a visitar a una enferma, una mujer, la toca, la toma de la mano y la levanta. (Mc 1,29-30 Jesús cura a la suegra de Pedro)
La palabra usada es la que aparece en el relato de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,41) y que volvemos a encontrar en las cartas de Pablo para la resurrección de Cristo.  Es sábado y Cristo está dando a esta mujer una vida nueva, con una calidad nueva, una vida en la cual Dios está cerca, llenando así el vacío creado por la religión entre el hombre y Dios.  Cristo se revela como un sumo sacerdote totalmente unido al pueblo, totalmente solidario con el pueblo (Cfr. Heb 2,14; 4,15).  Él se acerca a la gente, entra en su casa, desde la sinagoga a la casa, de los que piensan ser justos a la casa de una enferma.  Y le da una vida nueva porque Dios se ha hecho tan cercano que ella sólo porqué ha recibido esta vida lo puede servir sirviendo a los otros (Cfr. Mc 1,31), a todos los que han venido, no sólo Él.
Dios se ha hecho tan cercano que para ella casi no hay distinción.  Con la encarnación si quieres hacer un gesto de ternura a Dios en realidad lo tienes que hacer al hombre.  La palabra servir, es ese “diakonein “que encontramos varias veces (por ejemplo cfr. Mc 10,45) que de por sí pertenece a Dios que ha venido a servir, el servicio pertenece a Dios, por lo tanto el hombre sólo cuando ha sido sanado, salvado, hace los gestos de Dios, gestos de la divino humanidad que el hombre no redimido no puede hacer porque su propia voluntad se esconde detrás del gesto del servicio.
Y después viene la noche, -que en el evangelio de Marcos es siempre un momento dramático- aparece el mal, termina el sábado y la gente se mueve. Se ve que de todos modos la sinagoga ha dejado un signo. Marcos usa justamente el término sinagoga para decir que se congregan delante de la puerta de la casa de Pedro, seguramente pensando que Cristo sea una nueva sinagoga, mucho más poderosa, mucho más fuerte, mucho más eficaz.  Todavía son esclavos de la ley y solamente a la tarde, terminado el sábado se permiten llevar no a los enfermos sino exactamente según dice el texto a “los que estaban mal” (Cfr. Mc 1,32) que es la misma palabra usada por Ezequiel 34, cuando relata que Dios se enoja con los pastores porque las ovejas sufrían por culpa de ellos (Ez 34,4)
No entienden que Cristo está trayendo algo totalmente nuevo, Él se da a sí mismo y ellos quisieran que simplemente cumpliese signos que demostrasen su poder taumatúrgico para curar las heridas del hombre viejo.  Cristo vino para regenerar al hombre y darle una vida nueva, vino para revelar al Padre, a fin de que todos pudieran conocer al Padre y vivir como hijos, libres, con Dios en medio de nosotros, el Hijo de Dios es quien comunica la vida del Hijo (Cfr. Jn 20,31; 10,10) y no alguien que hace milagros, es por esto que se retira, va a hacer oración (Cfr. Mc 1,35), se dirige al Padre, está con el Padre, porque esta es la relación que quiere revelar al mundo, para poder descubrirse hijos. 
Es una distinción muy sutil cuando, para decir que Pedro lo sigue, usa la misma palabra que en el Éxodo dice que el ejército del Faraón se pone tras las huellas de Israel, y esas palabras “todos te buscan” (Mc 1,37) de la misma manera da a entender un contexto enemigo, adversario (Cfr. Mc 14,1) lo buscan, tanto Pedro como los otros, para hacer de Cristo ese rey que puede responder a las necesidades de ellos, el que satisface lo que él hombre quiere, desea, una especie de religión mejorada. “Ustedes no quieren venir a mí para tener vida” (Jn 5,40)

Es por esto que se aleja diciendo literalmente “Para esto he salido” (Mc 1,38), no dice para esto he venido.  He salido de Cafarnaún, he salido porque allí dentro no se puede hacer nada.  Es por esto que va a llevar el mensaje a otros sitios.                                  P. Marko Ivan Rupnik

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