La transfiguración Mt
17,1-9
Este episodio se coloca seis días
después del anuncio de la Pasión que Jesús hace a los apóstoles en camino con
él hacia Cesarea de Filipo.
Jesús toma a Pedro Santiago y Juan, los mismos tres que se reencontrarán en
Getsemaní y los lleva al monte, el monte es lugar de la revelación de Dios,
donde Dios se comunica, se da a conocer, donde Dios se hace cercano. Los lleva al monte para que adquieran una
mirada diferente, la mirada de Dios sobre las cosas, sobre la historia, sobre
los acontecimientos. Muchos Padres de la
Iglesia dicen que la Transfiguración consiste sólo en el cambio que se da en la
mirada de los apóstoles, a Cristo no le ha sucedido nada, son los apóstoles que
empiezan a ver el rostro del Señor como era verdaderamente.
Moisés y Elías son dos personajes que a su vez habían subido al monte,
habían vivido una intimidad con Dios, uno representa la Ley que mira a Cristo
en quien será llevada a la plenitud, el otro es la profecía que Jesús realizará
en la historia.
Transfiguración según el sentido etimológico significa ver más allá de las
formas, más allá de la figura, ir más allá, una mirada que penetra, que logra
ver a través de. Nuestra cultura con el paso del tiempo ha empequeñecido el
significado a un cambio de forma, pero es mucho más que esto. Cristo no ha cambiado ninguna forma. La cuestión es la de la luz, es lo que
físicamente se describe en el texto, es transfigurado y su rostro brilló y sus
vestidos eran cándidos como la luz.
Nuestra opacidad, nuestra falta de luz es el cuerpo, este velo que el
pecado ha vuelto opaco, clavado en el yo, es necesario que vuelva a ser
transparente y haga aparecer lo que es la verdad de la persona.
La cuestión es ver con la luz justa,
por eso Pedro puede decir que es hermoso quedarse allí, aunque no haya
entendido mucho, ha intuido que es bello.
Y la belleza significa este ver dentro de una cosa otra más profunda y
más hermosa
Esto es lo que Cristo quiere decir a los apóstoles, mirar más allá
justamente cuando verán la carne de Jesús martirizada, afligida, burlada, Ver
que Él hace esto por amor al Padre, que detrás está el rostro del Padre, está
la filiación, Cristo sobre el monte aparece vestido de la filiación y los
apóstoles logran por un instante verlo como Hijo, que era lo que siempre
sucedía con Jesús al subir al monto a orar.
Se necesita verdaderamente una mirada en el Espíritu, ser lavado en el
Espíritu para que nuestros ojos puedan ver verdaderamente.
Nosotros somos un poco víctimas de la convicción de que la perfección
individual es la perfección de las formas. Pero eso no sirve si no hay una luz
nueva que pasa a través de las obras buenas, “Brille así vuestra luz ante los
hombres para que vean vuestras obras y alaben al Padre que está en los cielos”
La Transfiguración, es vivir con todo lo que somos nuestra filiación, este
es el sentido, capaces de ver más allá, de ver transparentes las cosas opacas,
capaces de cambiar la mirada centrada en el yo.
¿Cuándo un cristiano es maduro? Cuando encuentra Cristo en todo, cuando ve
que Cristo es el centro de todo y en Cristo se abre al Padre en un horizonte
sin límites.
No nos sirve buscar continuamente cómo cambiar nuestra vida, cómo estar
bien, Nos sirve, en cambio, tener una mirada que se da cuenta que ahí donde
estamos o cómo esta situación es el lugar ideal para vivir como hijos.
La fiesta de la transfiguración nos ha de ayudar a quitar la mirada de
nuestras cosas opacas, de lo que me quiere clavar sobre algo que me cierra en
mi yo, y poder vislumbrar y recibir a través de mi fragilidad y de mis heridas,
cómo hay otra luz que me llega, una luz que no es de este mundo, sino que es la
relación del Padre y del Hijo que es el AMOR y que en ella puedo vivir yo mi
filiación
Marko
I Rupnik
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